Recensión

REGOLI Roberto, Oltre la crisi della Chiesa, il pontificato di Benedetto XVI, Roma, Linadú, 2016

 Partiendo de la necesidad de interpretar el pontificado  de Benedicto XVI, el libro de Roberto Regoli nos invita a abandonar la mirada superficial que sólo se da cuenta de una Iglesia en crisis, y en cambio, mirar este pontificado con los ojos de un historiador que quiere entender el pasado próximo y trazar un bosquejo del pontificado para, desde él, entender el presente y el futuro del catolicismo.

Para alcanzar este objetivo el autor advierte un límite: la distancia tan corta entre lo escrito y el acontecimiento estudiado. Este tiempo tan precipitado para escribir una historia del pontificado benedictino tiene como consecuencia una cierta escasez de fuentes. Aún no se puede tener acceso a los archivos secretos que aportan datos más iluminadores sobre la persona y ministerio papal; las fuentes se reducen al discurso público, a la lectura crítica de sus actos, decisiones y alocuciones.

A pesar de este límite, Regoli logra su cometido desarrollando el tema a través de ocho capítulos bien estructurados cada uno con su particular conclusión. El primero y el último capítulo marcan los polos de tensión del pontificado: El cónclave del 2005 enmarcado por un colegio cardenalicio con muchas divisiones internas ante el desafío de una elección después de un largo pontificado y la inesperada renuncia del Papa en febrero del 2013 en un contexto de tensiones curiales y presiones mediáticas contra la Iglesia.

Entre estos dos polos, los capítulos intermedios muestran la manera en que Benedicto XVI asume las prioridades de la Iglesia, a saber, unidad de los cristianos (relaciones y diálogo con lefebristas, anglicanos e iglesias ortodoxas), diálogo con la cultura (posicionamiento del discurso de la fe en el mundo moderno, diálogo interreligioso especialmente con el Islam, Construcción de paz) y evangelización de Europa (regreso a una religión de encuentro con Cristo). Estos temas son desarrollados también a través de capítulos dedicados a la curia romana, el gobierno universal de la Iglesia y la diplomacia pontificia que describen la operatividad de los deseos del Papa.

Para ofrecer más pautas para una ulterior historiografía, Regoli hace una división cronológica del pontificado en dos etapas. La primera del 2005 al 2010 y la segunda del 2010 al 2013. La primera es la etapa de mayor vigor y creatividad, la segunda una etapa de cierto estancamiento. Se señala como punto neurálgico el año 2010 en el que se mira a un Papa teólogo y pastor pero carente de capacidades políticas y secundado por un secretario de estado con poca audacia diplomática y deprovisto de eficaz autoridad sobre la curia. Además de esta carencia, el autor menciona la presión mediática sobre el Vaticano por los escándalos publicados en Vatileaks, los abusos sexuales contra menores y la falta de transparencia en las finanzas de la Santa Sede como factores que llevaron al pontificado a un estado de aparente crisis decadente.

Ante estas sombras del pontificado se sobrepone, desde la mirada del historiador, la genialidad del Papa. Ratzinger se erige como un hombre que desde un perfil discreto tiene el poder de poner en práctica los deseos del Vaticano II e imprimir la novedad del evangelio según los tiempos que le tocó vivir. La preocupación por la liturgia, la descentralización eclesiológica, la conciencia de sus ser Obispo de Roma, la libertad para escribir no sólo como Papa sino como teólogo, la valoración del luteranismo, el discurso en Ratisbona, el diálogo con las víctimas de abusos sexuales, y sobre todo su libre  decisión de renuncia son algunos de los elementos que ilustran un papado sumamente creativo y hasta reformador. Así pues, el autor nos deja entrever su interpretación del final del pontificado no como una huida a los escándalos de la Iglesia sino como un acto de congruencia y creatividad apostólica para hacer notar al mundo cristiano y secular que quien verdaderamente conduce la Iglesia es Cristo.

Si el contenido del libro lo hace ya un texto interesante, la manera de escribirlo hace de él un texto agradable y útil para tres tipos de lectores.  Este libro puede ser leído por cualquier persona interesada en el tema, sea o no cristiano; el autor maneja un lenguaje sencillo y una narrativa envolvente y además el autor se permite explicar varios temas a lo largo del texto para el lector no especializado: curia, diplomacia, cónclave, congregaciones, sínodo, entre otros, son conceptos claramente explicados y ejemplificados. Sin dejar de lado que puede ser de especial interés para el estudiante y profesional de la Historia. Ofrece además una lectura entre líneas de los discursos papales más significativos y algunos eventos pontificios que permiten una comprensión global de la Iglesia de principios del siglo XXI y una base para una posterior evaluación del pontificado.

La comunidad científica es el tercer lector que se puede acercar a este libro. Aunque él mismo acepta que su libro no es un trabajo rigurosamente histórico, sí expresa su deseo de servir al futuro historiador y no esconde su pretensión de escribir como historiador que es.  Así pues pone sobre la mesa de debate temas como la historia inmediata, las relaciones entre la ciencia histórica y el periodismo, el tratamiento de fuentes periodísticas y del discurso público, libertad del escritor ante la figura aún viva de los protagonistas de la historia, la validez del discurso histórico condicionado por el tiempo y hasta la libertad de expresión en el seno de la Iglesia. Plantea pues, quizá sin quererlo, una forma nueva de escribir historia.

En conclusión este es un libro que hay que estudiar y cuestionar, el texto mismo lanza preguntas y frases provocadoras para al lector que lo motivan a continuar, por su propia cuenta, el análisis de un pontificado que desde el principio apareció como sabio y misterioso.

Juan Justino García Jiménez
Diócesis de Izcalli
Historia de la Iglesia – PUG

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