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Meditaciones dominicales

El evangelio hoy

Navidad 2020

Cuidar los pensamientos para evitar cansancios innecesarios, para no hacer suposiciones de lo que podría “ser o no ser”, para procurar la “salud mental”. Lo sabemos bien, ¡es un gran reto vigilar la “cinta de película” que pasa por nuestra cabeza!

La mente humana trabaja siempre… crea escenarios, interpreta actitudes, imagina situaciones.

¡Es tan poderosa!

En la Navidad sucede lo que nadie había imaginado: Dios toma parte del drama del mundo haciéndose uno de nosotros. Y este evento desde siempre ha desconcertado, porque para la mente humana, el actuar de Dios debería ser de una “forma y no de otra”.

La mente humana siempre ha querido “limitar a Dios en sus planes” o, mejor dicho, encerrarlo en los propios moldes. Es entonces cuando Dios, con el llanto del nacimiento de un niño, viene y destroza las imágenes que nos habíamos hecho de Él.

No son los que tienen el poder en las naciones, no son los que habitan los palacios, no son los que poseen bienes materiales, no son los que se dicen “pontífices” entre Dios y los hombres, no son los que interpretan las Escrituras y su cumplimiento, no son los ilustrados, no son los que se pretenden “dignos”, sino un grupo de pastores. Y ¿por qué a ellos? Tal vez porque son un reflejo del Dios pastor que tantas veces ha aparecido en las Escrituras. Tal parece que a Dios le gusta ser pastor y cuidar (Gn 46, 32; 48,15; Sal 23).

Los pastores mientras hacen las vigilias de la noche para cuidar el rebaño, reciben el anuncio que suscita sentimientos de temor, asombro y  alegría: “¡No teman, miren, les anuncio las buenas nuevas de gran gozo! ¡Hoy ha nacido el Salvador es Cristo el Señor!  Y esta es la señal, encontrarán al niñito envuelto en pañales y recostado en un pesebre” (Lc 2,10-12).

 Y después de estas enormes palabras, aparecen más ángeles alabando a Dios con un himno: “Gloria a Dios en lo más alto del cielo y en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad” (Lc 2,14). Así, en esta noche se une el cielo y la tierra por medio del acto amoroso de Dios.

¿Por qué son los pastores quienes han recibido este anuncio?

El mismo nombre anunciado por los ángeles ya consolación: Salvador.

Es el nombre que resuena en los labios de un pueblo sufriente,

Es un nombre que cura los corazones destrozados,

Es un nombre que cambia el caminar de la historia

De ahora en adelante el hombre puede salir de los interminables círculos que dañan sus pensamientos,

Desde ahora puede mirar el horizonte con esperanza,

Desde ahora puede encontrar sentido en sus lágrimas,

Desde ahora puede seguir plantando sueños

Desde ahora puede convencerse de la creatividad de Dios para salirle al paso en la vida,

Desde ahora puede dejar a Dios, ser Dios… y junto con Él quebrar los ídolos que habíamos creado en nuestras mentes.

Aun en este tiempo, cuando el mundo está siendo golpeado por la crisis sanitaria del COVID-19, podemos levantar la mirada, y saber que este mal, nos dejará muchos bienes y precisamente esa es la salvación que nos viene de un Niño que también ha compartido nuestra debilidad y pobreza, así cantamos con el himno de la liturgia de las Horas:

“Cuando el mundo dormía en tinieblas, en tu amor, tú quisiste ayudarlo y trajiste, viniendo a la tierra, esa vida que puede salvarlo” (LH).

P. Miguel Martínez Cruz
Arquidiócesis de Morelia

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